La carrera de este icónico artista de los 60 despegó en un aeropuerto. Terry O’Neill llegó a Heathrow fruto del azar, la suerte y/o el destino para recaudar dinero. Quería cumplir su sueño americano y viajar a Nueva York para tocar como percusionista en alguna de las mejores bandas de jazz del momento. Mientras tanto, su trabajo consistía en retratar a las familias que visitaban el aeropuerto durante las despedidas y los encuentros. Sin haber hecho nunca una fotografía tuvo que aprender cómo hacerlo con la ayuda de revistas.
Aprendió leyendo revistas
El trabajo parecía no motivarle demasiado, pero un día una escena le llamo la atención. El secretario de Asuntos Exteriores británico dormía plácidamente en el aeropuerto londinense rodeado de un llamativo grupo de personas ataviadas con ropajes tribales de África. A partir de este momento su carrera y su vida dieron un giro total. Un diario compró la instantánea y Terry O’Neill comenzó a dedicarse a la fotografía profesionalmente entrando a formar parte de la plantilla del Daily Sketch. Desde este momento su idea del sueño americano se desvaneció, pero a cambio su carrera como fotógrafo entró en la pista del éxito.
Grande entre los grandes
El fotógrafo inglés era conocido y reconocido entre los grandes mitos de la época. Él es el único que pudo presumir de haber hecho la primera foto de The Beatles y de los Rolling Stones. Fue en los famosos estudios de Abbey Road en 1963. Además, tras varias décadas trabajando juntos, entabló una bonita amistad con Frank Sinatra y Elton John.
En el sector del cine también fue uno de los grandes. A pesar de haber retratado a Ava Gardner, Raquel Welch y Brigitte Bardot, reconoció que nunca hubo ni habrá ninguna como Audrey Hepburn: “es la estrella más distinguida que he fotografiado. Perfecta y bellísima. ¡Era imposible tomar una mala foto de ella! No existe una nueva Audrey, ni la habrá”.
Durante la década de los 80 y de los 90 se dejó seducir por el mundo de la moda. Trabajó con top models de la talla de Naomi Campbell o Kate Moss.
Su secreto del éxito
Según explicó, el secreto de su éxito y en general de un buen fotógrafo está en pasar desapercibido, tener paciencia y ser un excelente relaciones públicas.
Entre sus últimos trabajos destacan el de haber hecho las fotos oficiales a Nelson Mandela.
O’Neill ha pasado a la historia como un fotógrafo de estilo personal. Al que le encantaba acercarse a sus retratados hasta convertirse en su sombra, para conocerlos y para que las imágenes fuesen lo más naturales posibles.